Los primeros pobladores conocidos de Gozo se encontraron dos grandes templos que dominan un amplio y hermoso valle. No había memoria de quiénes los construyeron, pero tuvieron claro que sus predecesores fueron una raza de gigantes. ¡Gigantes en una isla mínima! Es chocante, pero comprensible, pues esos dos templos, adosados uno a otro, están hechos con bloques de caliza -que tuvieron que arrastrar desde la costa sobre enormes piedras labradas en forma de esfera-, algunos de los cuales tienen hasta cinco metros de altura y pesan cincuenta toneladas.
Si los viéramos desde el aire, nos parecerían dos tréboles. Son, sin duda alguna, templos, pues pueden reconocerse fácilmente su entrada, pasillo central, ábsides y altares. Fueron construidos hace más de tres mil años (entre el 3600 y el 2500 antes de nuestra Era) y son, por tanto, considerados los templos más antiguos de cuantos han sobrevivido en el mundo; por tanto, Patrimonio de la Humanidad y una visita imprescindible. De la palabra maltesa para gigante (ggant) viene Ggantija, su nombre.
Así pues, los investigadores piensan que esa raza de gigantes o, al menos, de humanos que dominaban tanto la fuerza como la sensibilidad artística, adoraba a una diosa, para la que construyeron esos hermosos y magníficos templos. Debían realizarle sacrificios de animales, por los restos de fuego que hay en las piedras dispuestas a modo de altares y también se cree que las piedras interiores (de una clase de caliza más blanda que la de los sillares exteriores) estaban enyesados y pintados, pues había algunos restos de ocre rojizo.
Se la llama la Diosa Madre, aunque también podría llamársele la Diosa Tierra, la Diosa Vida, la Diosa Mar...
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